sábado, 22 de mayo de 2010

Me Liberé


Y ya que estamos con el tema de la “Gente Tóxica” y como para darle un broche de oro, les cuento que encontré esta canción que me encantó por lo divertida y muy expeditiva, de un grupo venezolano llamado Mermelada Bunch, la letra de la misma, nos da un claro ejemplo de cómo debemos sentirnos cuando nos sacamos de encima a alguien que nos intoxica la vida, debo confesar que le hice unos pequeños retoques, que no le cambian la esencia, todo lo contrario, la potencia, y dice así:

"Me Liberé"

Desde que te fuiste
todo en mi vida ha cambiado
las cosas en mi mundo
ya no, no son igual
esta historia o este cuento
ha quedado en el pasado
no lloro de tristeza lloro de felicidad

y es que te has ido de mi lado
ya no me da pena decir
que no me molestes más
vete de aquí, echa pa'ya
déjame sola que me voy a rumbear

Me libere, me libere, me libere (BIS)
Me libere, me libere, me libere (BIS)
Me libere, me libere, me libere (BIS)
Me libere, me libere, me libere (BIS)

lloro, lloro de alegría
porque te fuiste de mi vida
lloro, lloro de felicidad
porque a mi lado ya no estas
ahora, ya no me interesas
y te lo digo con franqueza
si te fuiste no vuelvas más
ni se te ocurra regresar

Me libere, me libere, me libere (BIS)
Me libere, me libere, me libere (BIS)
Memerememerememere me libere,
Me libere, me libere (BIS)
Me libere, me libere, me libere (BIS)

lloro, lloro de alegría
porque te fuiste de mi vida
lloro, lloro de felicidad
porque a mi lado ya no estas
ahora, ya no me interesas
y te lo digo con franqueza
si te fuiste no vuelvas más
jajajajajajajajajaja

lloro, lloro de alegría
porque te fuiste de mi vida
lloro, lloro de felicidad
porque a mi lado ya no estas
ahora, ya no me interesas
y te lo digo con franqueza
si te fuiste no vuelvas más
ni se te ocurra regresar.

Un consejo… pónganla en práctica, se van a sentir de 10.-


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viernes, 21 de mayo de 2010

Bebé manipulador

Si así es de chiquito, lo que nos espera cuando crezca ja ja ja

Cómo reconocer a las personas tóxicas


Los especialistas difieren en su definición, pero todos coinciden en que la gente nociva existe y que provoca daño a los demás.

El que destila un odio visceral y se regodea con la humillación del otro, el que avasalla al semejante, el que busca manipular con mentiras, el que agrede innecesariamente y desvaloriza al otro para sentirse bien él, el que daña con intención sin jamás proponer una reparación, el que incomoda con sus imposturas, el envidioso de todo lo ajeno y el que urde los problemas para acercar luego sus soluciones.

La nómina de personas dañinas la completan el autodestructivo, el narcisista patológico, el perverso, el violento impenitente y el estafador. Se sabe que de seres nocivos está lleno el mundo, ya lo poetizó Antonio Machado con su "mala gente que camina y va apestando la tierra", pero ¿existe realmente la gente "tóxica"? ¿O el término, por descalificador y estigmatizante, se lo reserva sólo a Adolph Hitler o a Bin Laden?

Las neurociencias dicen que sí, que la gente "tóxica" –encarnada por aquellos seres rapaces que inexorablemente perturban el bienestar ajeno y vampirizan al semejante– existe. Y endilgan a fallas químicas la irrigación de esa toxicidad. Sus conductas se traducen en patologías, y la coexistencia con ellos resulta imposible.

En el psicoanálisis y la psicología, la literatura está dividida. No obstante, ambas se inclinan por los vínculos y comportamientos "tóxicos" más que por las personas, ya que lo que es "tóxico" para unos puede ser perfectamente aceptado por otros. En todo caso, se trata de una percepción subjetiva, dicen.

Si bien no existe una cofradía donde se imponga la toxicidad, al hurgar en los perfiles nocivos, sin duda que algunos políticos –aquellos que sólo buscan ser escuchados y prometen lo que saben que jamás van a cumplir– podrían encajar en ese estereotipo. Y, dentro de las relaciones de poder, tampoco los jefes desconcertantes, impredecibles o arbitrarios –los seudo emperadores de la verdad, incapaces de encomiar méritos o esfuerzos– se escapan indemnes a la toxicidad

Tipos de "encuentro"

"Quien mejor se ha dedicado a este tema en la historia de la filosofía es Baruch Spinoza", apunta el filósofo Tomás Abraham. "El habla de encuentros que potencian nuestras energías y nos dan alegría y los que las disminuyen y producen tristeza. Cuando dos cuerpos se convienen entre sí, multiplican su potencia. Y cuando no lo hacen se produce un mal encuentro, semejante a una especie de envenenamiento", explica.

"Los comportamientos destructivos son tolerados si aparecen de manera esporádica. Pero cuando se repiten con frecuencia contaminan las relaciones interpersonales", completa Kreimer.

"Confucio decía que si uno se topa con gente buena, debe tratar de imitarla, y si uno se topa con gente mala, debe examinarse a sí mismo", añade. Y caracteriza a la gente "tóxica" "por su falta absoluta de empatía con el otro". En ese grupo, incluye a los manipuladores, que se valen de la asimetría de la información para torcer destinos, y a líderes como George Bush, que buscan la adhesión a sus "decisiones impopulares presentándolas como necesarias".

Claves para evitarlos

Las personas "tóxicas" influyen en la salud tanto física como psíquica del otro. Por eso es clave identificar los síntomas que una compañía nociva produce.

A esas personas se las controla quitándoles su poder, escapando de ellas o no permitiéndoles acceso a nuestra intimidad.

Si se debe convivir con ellas, en la familia o en el trabajo, hay que abstraerse mentalmente de su presencia y acciones.

Cuando surge un comentario o comportamiento "tóxico", simular que uno le presta atención cuando, en realidad, se esfuerza por desoírlo.

Al "tóxico" se lo neutraliza con amabilidad. Su afán por lastimar con comentarios o actos desagradables resulta estéril si él percibe que carece de efecto.

Focalizarse en las cosas positivas que uno tiene en la vida cuando se está cerca de una persona "tóxica". Es un ardid efectivo para superar los malos momentos.

Si no es posible evitarlos, adquiera un identificador de llamadas y reduzca al mínimo el contacto personal con ellos.

La actitud positiva es siempre una elección. Prepárese mentalmente para estar bien y contrarrestar así las actitudes "tóxicas".

Si una persona "tóxica" forma parte de su equipo de trabajo, establezca de antemano y claramente las reglas de convivencia. Si se trata de su jefe, hágale saber que usted y su equipo pierden eficiencia frente a comportamientos negativos. Y póngale ejemplos.

Si el "tóxico" no es alertado sobre su toxicidad, la extenderá en el ambiente. No deje pasar por alto esas actitudes y convérselo inmediatamente con él.

Ejercite su propia autocrítica y revise con asiduidad qué tipo de actitudes y comportamientos tiene usted para con los demás. Usted también puede ser "tóxico" para otros. La regla es simple: no les haga a los demás lo que no desea que le hagan a usted.

Que los hay los hay

" A los «tóxicos» los olés al primer contacto; son lastres que te hunden y restan siempre. Por eso, tratás de alejarte. Pero la vida te los impone demasiado a menudo"
Martín Bär, empresario

“Hay gente que nos intoxica con su mala actitud y absorbe nuestra energía. Ellos movilizan aspectos que nos resultan intolerables. Nos dañan y nos quitan libertad”
Alicia Belous, psicóloga

"Te cuentan siempre de sí mismos y no les interesa preguntarte nada. Intentan pasarte por arriba; nada ni nadie les viene bien. Son un bajón"
Clara Paillot, pintora decorativa

“El «tóxico» nunca sabe que lo es, pero todos los demás, sí. Nunca está vibrando como su entorno. Además, interrumpe las vibraciones”
Nicolás Posse, músico

"Son gente que conspira para que las cosas no fluyan amigablemente. Piensan: « ¿Por qué ser feliz, si se puede no serlo?». Su problema es la actitud"
Julián Carrera, creativo publicitario

Por Loreley Gaffoglio
De la Redacción de LA NACION

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jueves, 20 de mayo de 2010

miércoles, 19 de mayo de 2010

Gente Tóxica (extractos del libro)


La gente tóxica, también conocida como "vampiros psíquicos" son aquellos que tienen tan baja autoestima y se sienten muy deprimidos consigo mismos, que para subirse su estado del animo, hace que a los otros se les decaiga el suyo infundiéndoles confusión, inseguridad, dolor y tristeza en sus mejores momentos: días comunes en que te vea bien, o una fiesta, un cumpleaños, un viaje que te ilusionaba, un nuevo empleo, una alegría cualquiera... ..Pueden parecer tu mejor amigo, tu pareja, y hasta pareciera que te quiere, pero OJO, en un dos por tres, pueden pasar a criticarte, hasta a mentir sobre tu vida, si es necesario, siempre de forma "inocente", y "para ayudarte", para que se caigan tus mejores momentos. Lo puede hacer directamente (a vos) o indirectamente, contando indiscreciones verdaderas o no, al resto. Es gente que absorbe tu alegría, a través de su propia negatividad camuflajeada en "criticas constructivas" Son los que antes o después o durante una linda fiesta o reunión, te hacen un comentario o te dicen algo, que te enveneno la sangre, o se pelean sin sentido, te provocan, y después te pueden abrazar y decirte que todo esta bien, que te olvides de todo, "que ya no peleen mas" (cuando a vos, ni se te ocurrió) y que disfrutes de la reunión..... .pero ya no podes, lo lograron. Se alimentan de matarte, de una forma u otra, tus ilusiones.

Hay seres tóxicos capaces de infectarnos con su negatividad, pero también antídotos y técnicas para librarse de quienes nos amargan la vida e impiden crecer. Hay personas en nuestro entorno familiar, laboral o social, cuyos comentarios y actitudes nos complican la existencia. Gente peligrosa para nuestra salud mental, emocional y física, a quienes conviene mantener alejados, o al menos a raya, si no tenemos más remedio que convivir o coincidir con esas personas tóxicas. Cualquiera que nos aflige con su actitud hacia nosotros, que no nos deja crecer, que no se muestra contento con nuestros éxitos y que pone barreras a nuestros esfuerzos para ser más felices, puede considerarse una persona tóxica para nuestra vida, aunque para cualquier otro individuo pueda resultar inofensiva. Para la psicóloga estadounidense Lillian Glass, la raíz de toda toxicidad en las relaciones humanas son los celos. ¿Por qué algunas personas cercanas, queridas o amigas, nos hieren, se enfadan con nosotros, tratan de vencernos, buscan disgustarnos o intentan dañarnos con frases sarcásticas o respuestas que desaniman o al alegrarse falsamente de nuestra felicidad o éxito?

¿Por qué nos hacen críticas destructivas? , "Debido a los celos y su concomitante envidia", señala Glass, para quien el descontento y los sentimientos de insuficiencia provocan el ansia de posesión, del éxito y del amor de otras personas, así como el deseo de tenerlas para uno mismo, en exclusividad. Caldo de cultivo: Los Celos La frustración de otras personas que nos ven como ganadores y se consideran a sí mismas como perdedoras, las impulsa a golpearnos mental y verbalmente, y a veces incluso mediante la violencia física. También les lleva a involucrarnos en juegos molestos, palabras crueles y comportamientos sucios. Los celos o la falta de amor propio son la razón de muchos comportamientos negativos hacia nosotros, pero también la causa encubierta de conductas similares de nosotros hacia los demás. La doctora Lillian Glass, sugiere emplear ciertas técnicas para que los ataques emocionales de la gente tóxica no repercutan sobre nuestra salud física y mental. Para la experta, esto es una cuestión de supervivencia, porque buena parte del bienestar y éxito en nuestra vida dependen de que se mantenga nuestra fortaleza psicológica y emocional. A veces, para contrarrestar la toxicidad ajena o intentar que no nos afecte, se recurre al consumo de drogas, tranquilizantes o a la alimentación compulsiva. Pero ello sólo es una forma de autodestrucción inconsciente, que sólo ocasiona que esa situación negativa se agudice cuando han pasado los efectos en apariencia placenteros de esos métodos para huir de la realidad. Tampoco hay que responder con la violencia física, ya que las agresiones a los individuos tóxicos sólo consiguen convertir en víctimas a quienes en realidad son los verdaderos agresores, lo cual realimenta su papel negativo en nuestra existencia: es como intentar apagar un incendio echándole más combustible. La amenaza en casa Cuando las personas tóxicas forman parte de la propia familia, pueden plantear un verdadero problema psicológico, debido a la continuidad de la convivencia y el vínculo. Si están en el trabajo, pueden poner en riesgo nuestra continuidad laboral, debido a que se resiente nuestro rendimiento a los continuos conflictos. Ya sean nuestros padres, hijos o cónyuges, nuestros jefes o compañeros de trabajo, a las personas tóxicas hay que aprender a tratarlas, para que no trastornen nuestro equilibrio vital. Según la investigadora Lillian Glass, la fórmula magistral para desintoxicar nuestras relaciones consiste en comunicarse para afrontar lo que nos molesta del otro y decirlo sin tapujos. Si tiene un jefe, amigo o familiar que le hace sentir inferior. Si su madre, padre o ambos le han regañado a lo largo de toda la vida. Si está en contacto con un médico, profesor o cliente que lo insulta o simplemente lo pone enfermo. Si mantiene algunas de éstas u otras relaciones tóxicas, necesita sobrevivir a ellas. Para conseguir una convivencia tranquila y feliz, la experta sugiere aplicar una serie de antídotos contra la negatividad. Una solución consiste en mantener el sentido del humor. Relajar las tensiones y divertirse, con ello permite responder al sujeto tóxico y conseguir el beneficio de la risa. Primero hay que relajarse, respirando lentamente unos segundos y exhalando mientras se recuerdan las palabras y acciones tóxicas, como si se las expulsara del cuerpo junto con el aire. Después hay que decir algo divertido, que ponga en evidencia al agresor verbal. Esto sirve para expulsar la tensión acumulada. También es importante dejar de pensar todo el tiempo en el problema, lo cual sólo contribuye a amplificarlo, ya que la mente es cómo una lupa: aumenta aquello que enfoca. Existen momentos en que una persona tóxica parece colapsar nuestra mente, convirtiéndose en lo único en que podemos pensar, lo cual es perjudicial. Hay que gritar o decir mentalmente ¡Basta de pensar! y apoyar esta expresión con frases positivas, como "soy importante", “mi vida es valiosa” o "me siento feliz". La técnica del espejo La doctora Glass también aconseja actuar como si fuéramos un espejo. Se puede obligar a las personas tóxicas a ver reflejados sus comportamientos. Si alguien no para de hablar impidiendo que los demás lo hagan, la respuesta puede ser ponerse a ladrar. Cuando el tóxico se calle y pregunte "¿qué pasa?", se le explicará que esa es la actitud que él mantiene con los demás. Para que los individuos tóxicos vean cuán absurdas son sus ideas, comentarios y actitudes, lo mejor es formularles con tranquilidad interrogantes sencillos que se conviertan en una progresión lógica que vaya desbaratando sus argumentos, uno tras otro. A aquellos que odian a los negros puede preguntárseles: ¿conoce mucha gente de color?, ¿ha convivido con ella?, ¿alguien le odia por ser quien es? Sus respuestas evidenciarán lo ridículo de sus ideas. Y siempre habrá más preguntas para ponerlos en evidencia. Aunque parezca difícil, hay que intentar emplear la cordialidad. Convertir el enfado en amabilidad es una respuesta ideal frente a muchos que van de duros por la vida. Los motivos de su actuación suelen ser la inseguridad y la falta de amor propio. Al saber que esas son las causas de su toxicidad, puede controlarse el enojo y transformarse en amabilidad, con lo que se “sosiega a la fiera”. Muchas personas que tratan con el público hacen gala de esta capacidad, que da frutos asombrosos. Otro antídoto para la toxicidad mental, consiste en desprenderse de cualquier emoción con respecto a la persona venenosa: sacarla de nuestra vida, no preocuparse por ella, no desearle ni bien ni mal, visualizar la desconexión con ella, dejarla atrás. Catálogo de Personas Venenosas Según Glass, estas técnicas son efectivas para contrarrestar a los que ella denomina “treinta tipos de terrores tóxicos”, entre los que incluye al parlanchín, el chismoso, el cortante, la víctima sombría y condenada, el apuñalador de dos caras, el bromista, el matón rencoroso y autoritario, y el mentiroso. Todas son distintas formas de personalidades que coinciden en intoxicar la vida ajena. Otras versiones de individuos tóxicos, que podemos descubrir en nuestro entorno, son el individuo entrometido, el fanático, el presumido, el competidor, el maniático del control, el crítico acusador o el arrogante sabelotodo. A veces, la presencia de conflictos continuos, puede indicar que el ser tóxico es uno mismo, en vez de los demás. Lo cual no cambia excesivamente las cosas, porque el resultado es similar: un continuo malestar y dificultades para relacionarnos. En ese caso hay que reconocer el problema y dejar de amargar a los demás con nuestros celos más o menos encubiertos. La clave, como siempre, es la comunicación: con uno mismo, para descubrir la verdadera raíz de nuestro comportamiento, y con los demás, para dejar de hacerles la vida imposible.

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lunes, 17 de mayo de 2010

LA FORTALEZA DE UN HOMBRE


La fortaleza de un hombre no está en el ancho de sus hombros..
Está en el tamaño de sus brazos cuando abrazan.

La fortaleza de un hombre no está en lo profundo del tono de su voz...
Está en la gentileza que usa en sus palabras.

La fortaleza de un hombre no está en la cantidad de amigos que tiene...
Está en lo buen amigo que se vuelve de sus hijos.

La fortaleza de un hombre no está en como lo respetan en su trabajo...
Está en como es respetado en casa.

La fortaleza de un hombre no está en su cabello o su pecho...
Está en su corazón.

La fortaleza de un hombre no está en lo duro que puede golpear...
Está en lo cuidadoso de sus caricias.

La fortaleza de un hombre no está en las mujeres que ha amado...
Está en poder ser verdaderamente de una mujer.

La fortaleza de un hombre no está en el peso que pueda levantar...
Está en las cargas que pueda llevar a cuestas.

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domingo, 16 de mayo de 2010

Existe el Mal ?


Un profesor universitario retó a sus alumnos con esta pregunta:

“¿Dios creó todo lo que existe?"


Un estudiante contestó valiente: Sí, lo hizo


¿Dios creó todo?, pregunto nuevamente el profesor


Sí señor, respondió el joven


El profesor contestó, "Si Dios creó todo, entonces Dios hizo al mal, pues el mal existe, y bajo el precepto de que nuestras obras son un reflejo de nosotros mismos, entonces Dios es malo"


El estudiante se quedó callado ante tal respuesta y el profesor, feliz, se jactaba de haber probado una vez más que la fe era un mito


Otro estudiante levantó su mano y dijo:


¿Puedo hacer una pregunta, profesor?


Por supuesto, respondió el profesor.


El joven se puso de pie y preguntó: ¿Profesor, existe el frío?


¿Qué pregunta es esa? Por supuesto que existe, ¿acaso usted no ha tenido frío?


El muchacho respondió: " De hecho, señor, el frío no existe. Según las leyes de la Física, lo que consideramos frío, en realidad es la ausencia de calor.
Todo cuerpo u objeto es susceptible de estudio cuando tiene o transmite energía, el calor es lo que hace que dicho cuerpo tenga o transmita energía.
El cero absoluto es la ausencia total y absoluta de calor, todos los cuerpos se vuelven inertes, incapaces de reaccionar, pero el frío no existe. Hemos creado ese término para describir cómo nos sentimos si no tenemos calor"


Y, existe la oscuridad? Continuó el estudiante.


El profesor respondió: Por supuesto.


El estudiante contestó: Nuevamente se equivoca, señor, la oscuridad tampoco existe.

La oscuridad es en realidad ausencia de luz.
“La luz se puede estudiar, la oscuridad no, incluso existe el prisma de Nichols para descomponer la luz blanca en los varios colores en que está compuesta, con sus diferentes longitudes de onda. La oscuridad no.
Un simple rayo de luz rasga las tinieblas e ilumina la superficie donde termina el haz de luz. ¿Cómo puede saber cuan oscuro está un espacio determinado? Con base en la cantidad de luz presente en ese espacio, ¿no es así?
Oscuridad es un término que el hombre ha desarrollado para describir lo que sucede cuando no hay luz presente”


Finalmente, el joven preguntó al profesor:


Señor, existe el mal?.


El profesor respondió: Por supuesto que existe, como lo mencioné al principio, vemos violaciones, crímenes y violencia en todo el mundo, esas cosas son del mal.


A lo que el estudiante respondió: El mal no existe, señor, o al menos no existe por si mismo. El mal es simplemente la ausencia de Dios, es, al igual que los casos anteriores un término que el hombre ha creado para describir esa ausencia de Dios
Dios no creó al mal. No es como la fe o el amor, que existen como existen el calor y la luz. El mal es el resultado de que la humanidad no tenga a Dios presente en sus corazones. Es como resulta el frío cuando no hay calor, o la oscuridad cuando no hay luz.


Entonces el profesor, después de asentir con la cabeza, se quedó callado


EL JOVEN SE LLAMABA
ALBERT EINSTEIN....


TEN A DIOS PRESENTE EN TU CORAZÓN!!!

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