sábado, 19 de enero de 2013

SOMOS MUTANTES


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Somos las únicas criaturas en la superficie de la Tierra capaces de transformar nuestra biología mediante lo que pensamos y sentimos.

Nuestras células están constantemente observando nuestros pensamientos y siendo modificadas por ellos.

Un ataque de depresión puede arrasar nuestro sistema inmunológico; serenarse, al contrario, puede fortificarlo tremendamente.

La alegría y la actividad armoniosa nos mantienen saludables y prolongan la vida.

El recuerdo de una situación negativa o triste, libera las mismas hormonas y sustancias biológicas destructivas que el estrés.

Sus células están constantemente procesando todas sus experiencias y metabolizandolas de acuerdo con sus puntos de vista personales.

No se puede simplemente captar datos aislados y confirmarlos con un juzgamiento.

Usted se transforma en la interpretación cuando la internaliza.

Quien está deprimido proyecta tristeza por todas partes del cuerpo


La producción de neurotransmisores a partir del cerebro se altera, el nivel de hormonas varía, el ciclo del sueño es interrumpido, los receptores neuropeptídicos en la superficie externa de las células de la piel se modifican, las plaquetas sanguíneas se tornan más viscosas y más propensas a formar grumos y hasta sus lágrimas contienen trazos químicos diferentes al de las lágrimas de alegría.

Todo este perfil bioquímico será drásticamente modificado cuando la persona se sienta tranquila.

Estos hechos confirman la gran necesidad de usar nuestra consciencia para crear los cuerpos que realmente necesitamos.

El proceso de envejecimiento puede ser neutralizado cada día.

Shakespeare no estaba siendo metafórico cuando a través de su personaje Próspero dijo: "Nosotros somos hechos de la misma materia que los sueños".

¿Usted quiere saber cómo está su cuerpo hoy?
Entonces recuerde lo que pensó y sintió ayer.

¿Quiere saber cómo estará su cuerpo mañana?
¡Observe sus pensamientos y emociones hoy!



¡¡¡Recuerde que al abrir su corazón y su mente evitará que algún cirujano lo haga por usted!!!


viernes, 18 de enero de 2013

El ginecólogo: el encuentro íntimo menos deseado


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Los hombres suelen hacer un drama cuando les hablan de colonoscopía, andrólogo o proctólogo. Nosotras, en cambio, acostumbradas, tan sumisas como valientes, entregamos nuestra "humanidad" al ginecólogo/a desde adolescentes, sin chistar. Adriana Arias nos ayuda a reflexionar sobre ello y a consolarnos, con ironía, de un mal que todas compartimos.

No hay duda. Para esta cita hay que prepararse. Una no puede ir al ginecólogo como si nada.

No es un gran plan. Es habitual que lo evitemos y/o posterguemos todo lo posible hasta que la obligación nos gana y allá vamos, a obedecer el turno que arroja nuestra agenda. Ya sea porque nuestro superyó nos indica que ya es tiempo de ocuparnos de esa área de nuestra salud, o porque no paran de atormentarnos con publicidades y notas que, felizmente, fomentan nuestra paranoia y nos dan un empujón ("hágase una mamografía cada año y no tendrá cáncer de mamas", "un P.A.P a tiempo eliminará el riesgo de todo tipo de enfermedades uterinas", etcétera), o, sencillamente porque ya nos viene picando desde hace una semana y no lo solucionamos con el baño de malva casero. Por la razón que sea, la decisión se impone.


Operativo ginecólogo


Cuando digo que "nos preparamos" para ir al ginecólogo, me refiero a la disposición tanto física como emocional. Cuerpo y alma.

En principio, nos sentimos obligadas a someternos a una buena depilación, buscamos ropa interior adecuada, nos bañamos cerca del horario asignado para la cita cosa de no tener olores desagradables y, fundamentalmente, utilizamos todos los métodos a nuestro alcance para llegar al encuentro lo más relajadas posible.

Ciertamente, podría parecerse al anticipo de un encuentro amoroso, pero no: lamentablemente, se trata de una mera coincidencia. La cita que nos aguarda es en el consultorio. Y aquí no vale ni la edad ni la experiencia:, en todos los casos, es un momento nada agradable.

Llegamos a horario aún sabiendo que nos aguarda la consabida espera en la sala en la que intentaremos distraernos hojeando alguna revista. Nos odiamos por no haber traído algún libro desde casa pues la propuesta literaria -en la mayoría de los consultorios- tiene la habilidad de ponernos más nerviosas, ya que la temática que circula en ellas insiste en aconsejarnos sobre nuestra salud, recalca las bondades de palparnos y acudir al médico a la primer duda sobre algún pequeño bultito o dureza que nos aparezca en las mamas, y nos anticipa los pasos hacia la menopausia y la forma de vivirla felizmente.


Si nuestro ginecólogo o ginecóloga es además obstetra, compartiremos el incómodo momento con mujeres jóvenes con panzas de diferentes tamaños y cara y actitud de embarazadas que esperan el encuentro con el profesional con la alegría esperanzada típica de tal condición. Además, suelen venir acompañadas de marido o madre, algo que solo ocurre en esas circunstancias. No hace falta decir lo solas y poco identificadas que nos sentimos.

Nos llama la secretaria para preguntar y confirmar datos y ubicar nuestra ficha. Si es habladora se dirigirá a las embarazadas y su familia con comentarios esperables: ¡cómo creció esa panza!, ya falta poquito, ¿qué sexo era?, y a nosotras nada. Lógico, no esperamos que nos pregunte como anduvo el flujo esta semana.
Finalmente, llega nuestro turno. El o la doctora nos llaman por nuestro apellido desde la puerta del consultorio con ficha en mano. Nos saluda y nos hace pasar. Los hay más simpáticos y los hay muy hoscos. Sin embargo, en todos los casos se los percibe como una película protectora y aislante hacia nosotras. Como si nos dijeran: esto es medicina, todo es estéril, yo soy el médico y usted la paciente. Es como un barbijo imaginario que los habilita a meterse de lleno en nuestra intimidad. La verdad, los entiendo.


De hecho, apenas nos sentamos y mientras revisa nuestra historia clínica, las preguntas que nos hace, desde la primera y sin anestesia (ninguno empieza preguntándote cómo te va en la vida, cómo te sentís, si estás cómoda), giran alrededor de cuándo fue tu última menstruación –si la tenés todavía- o cómo van los síntomas menopáusicos –si ya no la tenés-, controlan el tiempo transcurrido desde los últimos estudios que te mandó a hacer y que vos hiciste y comprueba los resultados. Entonces te mira y es ahí cuando vos le contás que te pica o que te parece que te encontraste un bultito, o que simplemente sos correcta y vas a hacer tu correspondiente control. Listo.

Ahí nomás te dice que te vayas a desvestir, te recuerda -por costumbre- qué prendas te tenés que sacar, aunque vos ya sabés que son todas. Te indica dónde están los camisolines que te tenés que colocar (que son los sustitutos de la enagua que mi mamá me obligaba a poner en mis primeros encuentros con el ginecólogo), los que, obviamente, coincidieron -como el de todas nosotras- con los primeros encuentros con la sexualidad en mi vida.

Hay mujeres a las que les molesta mostrarse desnudas, a otras no, pero lo que resulta particularmente bochornoso es ese intento de pretendernos cubiertas con esa bata antiestética e inútil cuando lo que en realidad va a ocurrir cuando estemos sobre la camilla es que se van a meter con lo más profundo de nuestra desnudez, esa que no solo implica al cuerpo sino al alma misma.


Te sentís expuesta y desvalida. Y te empezás a tensar como una lógica manera de defenderte de tamaño desasosiego.

Mientras tanto, ella o él se colocan los guantes para no contaminarse con lo que habite en nuestro cuerpo y, de alguna manera, para sostener la distancia requerida. Ciertamente no sería lo mismo que te pongan la mano directamente sin guantes: es una barrera que nos tranquiliza a ambos.

En ese momento, nuestra atención se centra en el fundamental hecho de controlar que por favor se ponga algún gel o crema para hacernos un poco más tolerables las prácticas que ya sabemos que ocurrirán de inmediato.

Y ahí vienen nomás los dedos en esa maniobra tan típicamente ginecológica. Los mueve hacia un lado y hacia el otro, nos pide que nos relajemos, tocan nuestra pelvis y bajo abdomen con la otra mano a la búsqueda de algún indicio de algo. Nos duele.


Saca los dedos y sentimos la textura del plástico o la goma que se arrugó con la exploración. Ahora viene el espéculo y nuevamente nuestra súplica interna y silenciosa: que elija el más chiquito y que le ponga mucho lubricante.

Nos introduce un aparato frío y amenazante que va abriendo a criterio, y vaya a saber una cuál es su criterio de apertura. Nos duele.

Después, viene la inspección de las mamas. A esta altura, el trapito que supuestamente nos cubría ya es una masa informe sobre nuestra apesadumbrada humanidad. Ahora las manos se ensañan con esa parte de nuestro cuerpo tan sensible, las aprieta por aquí, las estruja por allá, las oprime, las exprime como naranjas. Nos duele.

No solemos observar el rostro de nuestro poderoso partenaire en semejante faena, pero podemos imaginarlo disfrutando, aburrido, indiferente. Da lo mismo, ni siquiera importa demasiado si es hombre o mujer. La vivencia es la misma: la sensación de brutal intrusión los empareja.


Y así va culminando la tortuosa experiencia. Colmada de pudor, vergüenza, incomodidad, inquietud y dotada de la valiente actitud de quienes, como nosotras, nos vemos obligadas a exponer nuestra intimidad entre las tantas y múltiples versiones para la que está destinada.

Por Adriana Arias, psicóloga, psicodramatista, sexóloga y autora del libro Locas y Fuertes y Bichos y Bichas del Cortejo.








jueves, 17 de enero de 2013

Efectos del agua fria sobre el corazón


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Para aquellos a los que les gusta beber agua fría, este artículo es interesante. NO es bueno beber una copa de alguna bebida fría después de una comida. Por qué????? El agua fría solidificará la materia aceitosa que usted acaba de consumir.

Esto retrasará la digestión. Una vez que este ' lodo ' reaccione con el ácido, se disolverá y será absorbido por el intestino más rápidamente que el alimento sólido. Muy pronto, esto se convertirá en grasas y se conducirá al corazón. Lo mejor es beber sopa caliente o agua templada después de una comida.

Una nota seria sobre ataques al corazón: usted debería saber que el principal síntoma de ataque al corazón NO va a ser siempre un dolor en el brazo izquierdo. Esté alerta a un dolor intenso en la línea de la mandíbula.

Usted quizás nunca tenga el primer dolor de pecho durante el curso de un ataque al corazón. Las náuseas y el sudar intensamente son también síntomas comunes. El 60% de la gente que tiene un ataque al corazón mientras están dormidos, ya no despiertan.

El dolor en la mandíbula puede despertarlo de un sueño profundo. Seamos cuidadosos y estemos atentos. Cuanto más sepamos, mayor será la oportunidad que tengamos para poder sobrevivir.


martes, 15 de enero de 2013

Los impuestos argentinos 2012



Un país del 3º mundo que aplica una presión impositiva similar a los países desarrollados, pero con servicios del subdesarrollo (salud pública, seguridad, transporte, justicia, etc.). Esta alta presión impositiva solo se ve en los países europeos que aplicaron las ideas del estado de bienestar, pero que a su vez, realizan un férreo control de los gastos públicos que evita la corrupción pública, o la coloca a niveles aceptables: el ejemplo es Dinamarca. Esto no se realiza en el país.

lunes, 14 de enero de 2013

CUIDA A TU PERRO O GATO DEL GOLPE DE CALOR


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Esta info puede salvarlos de morir por un golpe de calor.

Ellos no pueden regular la temperatura corporal como los humanos, carecen de glándulas sudoríparas por todo el cuerpo, y solo pueden eliminarlo por medio del jadeo, almohadilla de las patas, o por medio de lamer su pelo en caso de los gatos.
El golpe de calor, ocurre cuando la temperatura interna del animal llega a los 42°.
En 10 minutos pueden morir. Ni un rescate rápido evita el problema vascular, las hemorragias, o el edema cerebral.

Los síntomas aparecen cuando la temperatura interna supera los 42º y son:

Astenia. Falta o decaimiento considerable de fuerzas. Temblores musculares.
Cianosis: coloración azulada de piel causada por la deficiente oxigenación de la sangre.
Negativa a moverse.
Respiración muy rápida o muy costosa.
Aumento del ritmo cardíaco.
Alteración del color de las mucosas: encías, mocos de la nariz.
Alteración en la salivación.
Tambaleo.

CONSECUENCIAS

Pérdida corporal de azúcar y sales.
Petequias. Pequeñas manchas de sangre en la piel.
Hemorragia gastrointestinal.
Insuficiencia hepática.
Insuficiencia renal.
Edema cerebral.
Fallo multiorgánico.

La muerte de pacientes ingresados en estado grave puede sobrevenir en 24 horas por depresión y parada respiratoria.

En el desgraciado caso de que tu perro o gato sufra estos síntomas de golpe de calor, siempre puedes aplicar unos primeros auxilios, pero siempre deberás llevar a tu perro o gato al médico porque PRECISA DE ATENCIÓN VETERINARIA URGENTE.

PRIMEROS AUXILIOS

No se le puede bajar la temperatura de golpe, porque pasaremos a provocarle una hipotermia con los mismos resultados desastrosos. La temperatura debe bajar de forma paulatina y el animal debe rehidratarse y recuperar el azúcar y las sales que ha perdido.

DURANTE EL TRASLADO A UN VETERINARIO


Humedecer (sin envolver ni tapar) prioritariamente el cuello y la cabeza mediante paños mojados en agua no muy fria o un pulverizador de agua. NUNCA cubrirlo con toallas húmedas.

Poner un cubito de hielo sobre el puente de la nariz, las ingles y las axilas.
Humedecerle la boca, sin forzarlo a beber, y sin dejar que beba en exceso.

Si no puede trasladarse de inmediato a una clínica veterinaria:


Llevarlo a un sitio fresco.

Sumergirlo en agua a unos 20º o aplicarle un chorro de agua a esa temperatura, hasta que se normalice la respiración.

Trasládalo al veterinario lo antes posible, y explícale todo lo que hayas hecho.

Existen además una serie de factores de riesgo que aumentan las probabilidades de que un animal sufra un golpe de calor, por ello, deben vigilarse especialmente los siguientes casos:

-Altas temperaturas en el exterior.
-Temperatura moderada en el exterior después de varios días de calor sofocante.
-Humedad ambiental alta, que dificulta la propia eliminación de vapor de agua del animal.
-Espacio reducido y/o mal ventilado: coche, habitación, patio pequeño, balcón, transportín, bodega de barco, ...
-Agua: poca cantidad, no fresca o no renovada a menudo.
-Carencia de sombra o sombra muy reducida.
-Suelos de cemento
-Muy joven o muy viejo.
-Enfermo: insuficiencia cardiaca, insuficiencia respiratoria, stress.
-Braquicéfalo (morro muy chato): Bulldog, Carlino, Gato Persa muy tipado, Boxer, Pequinés, etc.
-Obesidad: la piel tiene más poder aislante.
-Color de capa: los oscuros absorben más el calor.
-Digestión: NO dar de comer durante el día, sino al atardecer.
-Ejercicio, absolutamente prohibido en horas de más calor.
-Que el animal esté nervioso.
-El golpe de calor siempre puede ser evitado, y para ello, es necesario observar los siguientes cuidados con tu amigo de 4 patas:

-Tener siempre disponible agua limpia y fresca.
-Estar en un espacio amplio y bien ventilado.
-Contar con una zona de sombra amplia.
-Darle de comer a primera o última hora del día.
-Sácalo a pasear a primera y última hora del día, y a mediodía lo mínimo para que haga alguna necesidad.
-Evitar que haga ejercicio.
-No lo pierdas de vista.
-NO LO DEJES DENTRO DE UN VEHÍCULO ESTACIONADO
-Si vas de viaje con él y el coche no tiene aire acondicionado, llévate hielo, un par de toallas y agua. En las paradas, si ves que va acalorado, moja bien la toalla y deja que se tumbe encima o que al menos ponga las patas (para las almohadillas).
Puedes también de vez en cuando frotarle las almohadillas y el puente de la nariz con un cubito de hielo.
-Si tienes jardín, deja que juegue un rato bajo los aspersores o refréscalo con agua si al perro/gato le gusta.
-Suprime la salida de mediodía si vives en una zona sin sombras o en una plaza asfaltada o de cemento, lo que se llaman "plazas duras" que en algunas ciudades están tan de moda.
-Consulta con tu veterinario darle un suplemento de glucosa o sales minerales.
-Para cachorros o ancianos que estén en el interior, en días de calor sofocante, coloca y ve reponiendo toallas húmedas en las que puedan tumbarse, un recipiente con agua congelada que vaya "refrigerando" mientras se deshace, y mantén las persianas bajadas y las ventanas abiertas cuando el sol toque allí.
-Todas las medidas deberán observarse y tener especial cuidado con los animales de riesgo. Cualquier precaución es poca para que los perros o gatos no sufran un mortal golpe de calor...

domingo, 13 de enero de 2013

Cómo mantener tus plantas siempre regadas - Botella como dispensador de agua


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Aprende como hacer tu propio dispensador de riego casero

Cómo mantener tus plantas siempre húmedas.


Se trata de usar botellas como dispensadores de agua. Para que sea fácil colocarlas, regar primero para que la tierra esté mojada, así al clavar la botella llena de agua será mucho más fácil.

Importante es hacer pequeños orificios en la base de la botella. En el otro extremo, en el pico, adaptar un cono, que puede ser de rosca, o simplemente hacer perforaciones en la tapa de la botella, pero en los costados de la tapa, 2 como mínimo, puedes ayudarte con un alambre caliente. El agua gradualmente irá siendo absorbida por la tierra y la mantendrá siempre húmeda.


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